lunes, 9 de marzo de 2015

¿Qué es Crossing Borders?



Crossing Borders apareció en mi lista de organizaciones en las que me apetecía hacer el SVE practicamente de casualidad. Cuando había perdido la esperanza y las ganas de vivir esta experiencia debido a dos proyectos frustrados, decidi no dar la batalla por perdida. Una mañana de verano realice la que consideraba mi última búsqueda a conciencia de organizaciones.

Tras filtrar por países, temáticas y duración, tenía unas cuantas organizaciones a las que mandar mi CV y carta de motivación. Entre ellas estaba obviamente Crossing Borders, que fue quien finalmentee me eligió como candidata.

¿Por qué elegí esta organización en primer lugar? Para empezar porque refleja un poco el tipo de voluntariado que estaba buscando hacer en mi SVE; administración básica, creación y desarrollo de proyectos, trabajo en colegios y sobre todo, el departamento de comunicación. Otros aspectos secundarios de mi elección orbitarían en torno a mis ganas de hacer el servicio en un país del norte de Europa (y especialmente en una ciudad pequeña y tranquila) y la larga duración del proyecto.

¿A qué se dedica Crossing Borders?

Basicamente y a grandes rasgos, lo que busca CB es generar espacios de diálogo al tiempo que se proporciona a alumnos y educadores conocimientos sobre diversidad y globalización. Además, apuesta por la capacitación y empoderamiento de los jóvenes para que tomen de forma activa y efectiva en procesos positivos de desarrollo en la sociedad.

Para llevar a cabo esta filosofía se realizan muchas actividades, siempre desde el terreno de la educación no formal. En Dinamarca se imparten talleres en colegios, conferencias para profesores, cursos y eventos varios, etc. A nivel internacional se colabora en proyectos sobre sostenibilidad, democracia, inclusión, temas globales, etc.

Además, realizan una labor extensísima dentro del Krogerup Højskole, una especie de institución académica a la que van sobre todo estudiantes universitarios que deciden tomarse 6 meses de descanso para estudiar materias que no se imparten en la educación regular.

 

miércoles, 18 de febrero de 2015

La reacción danesa tras el atentado

Fuente: telegraph.co.uk

Si soy sincera, cambiar mi mentalidad en lo que respecta a mi propia seguridad personal al venirme a vivir a Humlebaek no me fue difícil. A pesar de tener que caminar todos las noches a lo largo de una carretera pobremente iluminada para llegar a mi casa o tener que atravesar desolados bosques y campos desiertos para ir a trabajar, jamás he sentido que mi integridad se viera en peligro.


Y es que es muy fácil asimilar que en Dinamarca (sobre todo en una ciudad pequeña como en la que vivo) nunca pasa absolutamente nada. Ni lo publicitan por la tele, ni sus habitantes se vanaglorian. Tienen esa suerte, la aprovechan y no la cuestionan. Lo mismo hacemos sus humildes visitantes.


Vivir aquí en los días que Copenhague ha sido testigo de un brutal ataque terrorista que se ha cobrado la vida de dos de sus ciudadanos ha sido como estar dentro de una habitación aislada en la que los sonidos del exterior te llegan de forma amortiguada. Las conversaciones que he tenido con los daneses han sido extrañas, sobre todo por su forma de afrontar la tragedia; tan tranquila y cerebral. No se si es porque aún están en estado de shock o porque forma de su carácter social.


Esa sobriedad se vio trasladada a la marcha homenaje (no manifestación, como me corrigio el hombre que me aloja en su casa y que casualmente conocía al ciudadano asesinado en la sinagoga) en memoria de las victimas. Iluminados por velas y en un silencio interrumpido por canciones y discursos desde un escenario, decenas de miles de daneses salieron a las calles para mostrar apoyo a familiares de los asesinados, comunidades y sociedad en general.


No creo que exista diferencia entre vivir en Copenhague o a 45 minutos en tren. Me hubiera sentido igual de sorprendida y fuera de lugar por a mi parecer, reacción tan contenida.


¿Están los daneses tocados? Probablemente. En muy contadas ocasiones han tenido que ver como la policia patrulla por las calles con armas de gran calibre. De igual manera, no se ve todos los días el planear una conferencia sobre el Islam y la Primavera Árabe (esto paso hace dos días en la ONG con la que colaboro aqui) y tener que ponerse en contacto con ellos para planificar una posible estrategia de seguridad.


¿Saldrán adelante los daneses? Sin ninguna duda. La resiliencia es innata en una sociedad aunque ésta no haya estado expuesta de la misma manera a este tipo de tragedias como otros países. Toca ahora aprender y no dejar que el miedo y los juicios subjetivos nublen el hecho de que se puede vivir en una sociedad multicultural con respeto, tolerancia y por supuesto libertad de expresión.

domingo, 8 de febrero de 2015

Comienzos en Humlebæk


Y después de dos largos años de mandar CVs y cartas de motivación; dos años de entrevistas y mucha frustración, el domingo pasado comencé mi Servicio Voluntario Europeo aquí, en Humlebæk, a 35 Kms al norte de Copenhague.

Lo primero que notas al llegar (especialmente viniendo de Madrid) es la inmensa cantidad de nieve que puedes ver por todas partes y que llega hasta las rodillas. Bueno, en todas partes no. Las carreteras danesas y los carriles bici estan impolutos las 24 horas del día. Mucha nieve pero poco de aquel frío del que me advertía todo el mundo antes de venirme para acá. En Dinamarca estos días no pasan de los 5 grados pero entre que la temperatura se mantiene estable, no hace apenas viento y que vivo en zona costera, no se esta mal del todo. Ironicamente, estos días en España estan viviendo una ola de frío sin precedentes.

Como todos los comienzos (especialmente los drásticos) que llegan a nuestras vidas, las primeras semanas son siempre duras. mi caso no iba a ser una excepción. A la escasez de luz (en esta epoca del año, a las 17:30 ya es noche cerrada) hay que añadirle los propios horarios (se come a las 12:30 y se cena entre las 18-19) y una falta de rutina que hace que las horas muertas alarguen la jornada mortalmente. Para que os hagais una idea, llevo aqui 1 semana pero me han parecido 3.

Dejando el drama de la adaptación aparte, la vida aqui no pinta nada mal. Humlebæk, es una pequeña y tranquila ciudad en la que si sabes montar en bici puedes llegar a cualquier parte en 5-10 minutos. Yo ya tengo la mia, pero de momento la nieva acobarda mis ganas de desplazarme sobre 2 ruedas

A dos minutos de mi casa tengo al mismísimo Mar Báltico y en los días buenos (y de noche con todo iluminado) puedo ver a mis vecinos de Suecia. Esta mañana, lo he visto de cerca por primera vez y definitivamente va a convertirse en uno de mis sitios favoritos de mi estancia en el país. Perfecto para desconectar o para echar una carrerita cuando me anime a estrenar mis zapatillas de pseudo-runner.

Esto es todo de momento. Prometo seguir contando lo que se pueda contar.